La Federación de Peñas del Real Valladolid presenta la campaña para el “Monumento al Aficionado”

El concejal de Planificación y Recursos, Pedro Herrero; el presidente de la Federación de Peñas del Real Valladolid, José Antonio Pérez; el jefe de Gabinete de Presidencia del Real Valladolid, David Espinar y el artista Cristóbal Gabarrón han presentado la campaña del Monumento al Aficionado.

 

Se trata de un monumento dedicado a todas aquellas personas que componen la verdadera afición del Real Valladolid, plasmada en varias generaciones. Una obra que plasma los valores fundamentales del Club: de sentimiento, de lealtad, de compromiso, de sentido de unión, de ilusión, de fortaleza, de superación, … El monumento, supone un legado que conmemorará los más de 90 años de historia del Real Valladolid Club de Fútbol.

 

El concejal de Planificación ha agradecido la iniciativa de las Peñas con “el objetivo de que la afición del Real Valladolid visualice lo que dentro de poco puede estar junto al Estadio José Zorrilla”. Pedro Herrero ha animado a los seguidores blanquivioletas a formar parte del futuro monumento emblemático.

 

El presidente de la Federación de Peñas explicó todos los detalles de la propuesta y el espíritu que se pretende transmitir.

 

La obra está compuesta por grandes figuras que sostienen una esfera. Las figuras, simbolizan a la afición del Real Valladolid y están ejecutadas en acero policromado que se unen para sostener una esfera de acero pulido espejado que en el fondo es un balón gigantesco que representa el mundo. Las figuras están espaciadas entre sí, dejando un hueco para que la gente se acerque y forme parte a su vez de la obra, configurando un escenario único para sacarse fotos. La escultura monumental se ubicará en una plaza conformada por baldosas especialmente grabadas con los nombres de todas las instituciones, empresas patrocinadoras, las diferentes peñas, nombres de personas o familias de la afición que también colaboran con pequeñas aportaciones… Incluiría nombres de jugadores y personalidades que han destacado a lo largo de los más de 90 años de historia del Club, de manera que sería una plaza conmemorativa tipo “Hall of the Fame”, un completo homenaje a la historia y a la afición del Real Valladolid.

 

Se ha creado una página web específica a este fin y con capacidad de recoger las contribuciones de los aficionados: www.valladolid.fan

 

El artista y la Fundación Gabarrón, donan los derechos de autor de la creación artística para que se lleve a escala monumental la escultura. Para financiar el proyecto se ha habilitado un patrocinio directo en el que cada persona puede contribuir de manera personal con 60€ (Zona 1), como familia o peña con 180€ (Zona 2), como empresa con 300 € (zona 3). Dichas zonas designan la localización de las distintas baldosas de gres personalizadas como testigo permanente de cada patrocinio.

 

Cristóbal Gabarrón, interesado en el deporte y el olimpismo, ha venido creando obras de arte, tanto pintura como escultura, que han reflejado el esfuerzo y la capacidad de superación del ser humano, como el mural homenaje a Jackie Robinson instalado en el ASAMA – American Sports Art Museum de Alabama a principios de 1990. Su primer contacto con el Real Valladolid, comenzó cuando su padre lo llevó por primera vez al antiguo estadio Zorrilla a finales de los 50. Sin embargo, fue en la década de los 90 cuando estrechó su vinculación, fruto de su intenso trabajo para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y especialmente Atlanta 96. En aquella época, desarrolló una relación de amistad con Marcos Fernández, que presidía el Club. Durante esos años, Gabarrón creó múltiples bocetos y maquetas de esculturas inspiradas en el Valladolid y para Valladolid. La maqueta original del Abrazo de la ilusión, aúna ese espíritu y valores que la Federación de Peñas Real Valladolid Club de Fútbol quiere llevar a la realidad, a una escala monumental que sirva como legado para la ciudad y la afición.

 

“El abrazo de la ilusión”

Desde los primeros pasos de este proyecto, la imagen de la obra se va construyendo cimentada sobre la idea del orgullo de una afición que se identifica con su equipo, que siente sus colores, que ondea su bandera y que se suma incondicionalmente a la enérgica alegría del éxito o a la amarga decepción de la derrota.

 

Estructuralmente, el conjunto escultórico conforma una fortaleza, que desprende cierto sentido de territorialidad o de defensa. Grandes figuras simbólicas alzan y soportan una gran esfera, un “universo deportivo” que contiene y refleja una serie de sentimientos y valores no muy corrientes en la vida cotidiana, con la potencia suficiente para hacer que gentes anónimas se hermanen, forjando vínculos e identidades para vivir momentos inmersos en la pasión.

 

El apoyo a un equipo es, sin duda alguna, un fenómeno social, una especie de ritual en el que intervienen la ilusión, el coraje, el respeto, la confianza, la fidelidad, la convicción, la integridad, valores todos ellos que se dan tanto dentro como fuera del campo y que en ambos casos favorecen y fortalecen la cohesión grupal, tanto del equipo como de la afición, que luchan, cada uno a su modo rotundo persiguiendo una victoria.

 

Esa es la actitud de cada una de las esculturas, que en conjunto exponen un “sentimiento de unidad”, una “sensación de potencia”, una “efecto de control o descontrol emocional”, una “impresión de júbilo”, una “percepción de empuje y aliento” y todo ello encerrado en la imagen de una cadena, cuyos eslabones se abrazan, completando el círculo de una afición que guarda los iconos de la pasión, la lealtad, la ilusión, la emoción, el coraje, etc. Una afición siempre convencida e incondicional.

 

No solo la forma, el color también habla. Si el acero inoxidable de la esfera nos devuelve multiplicado el reflejo de todo el entorno próximo, incluida la imagen alterada de cada una de las esculturas que la soportan y la de los espectadores que van a atravesar el cerco, los colores que visten las esculturas contienen también ciertos mensajes de equilibrio, de pacifismo, de armonía, de vitalidad, de coraje, de júbilo, de humanidad, de pasión, de fiesta, de victoria….

 

Colores y símbolos danzan sobre la superficie de cada escultura creando nuevas figuras que se entremezclan hasta descomponerse y volverse a componer. Aparecen y desaparecen, oscilando entre los tonos fríos y calientes, haciendo crecer la sorpresa de calma o agitación. Estructura formal y policromía se combinan en este “abrazo” con la intención de crear un círculo que se expande invitando al espectador a llegar a su interior y convertirse en uno más de los matices reflejados en la “bola”.

 

El Artista, Cristóbal Gabarrón

Es un artista con 50 años de trayectoria, reconocido como creador de arte público, tanto pintura, como escultura o montajes monumentales, cuya instalación en parques, calles y plazas han contribuido a redefinir la esencia de ciudades y comunidades por todo el mundo.

 

Nacido el 25 de abril de 1945, en Mula (Murcia), Gabarrón recibió su primera formación artística en Valladolid antes de seguir su carrera en Francia, en Italia y Estados Unidos. El trabajo de Gabarrón está centrado en su interés por el humanismo, por la vida de las personas en armonía con su entorno natural, por su convivencia en paz y el desarrollo de los valores humanos.

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